El suroeste de Caracas vive desde hace 72 horas bajo una lluvia de balas. Carlos Luis Revete, alias Koki, y su banda de delincuentes de los barrios de la Cota 905, El Valle, La Vega y El Cementerio, han roto su pacto de no agresión con el Gobierno chavista y declararon el miércoles la guerra a la policía. Atrincherados en su búnker en las colinas de la Cota 905, los tiroteos entre pandilleros y agentes han sembrado el terror y el caos en ese sector de la ciudad, donde vive medio millón de personas, con un saldo de al menos ocho muertos y varios heridos.

La zona ha sido escenario de una batalla campal con balas perdidas que alcanzaron a peatones a más de dos kilómetros de distancia, a vecinos de un piso elevado y hasta a algunos conductores, que quedaron atrapados en sus vehículos sin poder recibir atención médica.

Tras un día de silencio, la ministra del Interior, Carmen Meléndez, desplegó el jueves un operativo para contener a la banda que continuaba el viernes. “Se solicita a la población evitar la circulación vehicular y peatonal. El llamamiento es a permanecer en resguardo, mantener la calma y la confianza en nuestras instituciones de seguridad del Estado, así como a desatender la información falsa y rumores, pues forman parte de la agresión contra la paz ciudadana”, informó en redes sociales.

Han sido tres días de enfrentamientos, pero no los únicos. En lo que va de año ha habido al menos 14 muertes por balas perdidas en la ciudad. Diez ocurrieron durante los tiroteos en los barrios controlados por este grupo delictivo dedicado al secuestro, robo de vehículos y extorsión, según Monitor de Víctimas, un proyecto periodístico del portal Runrunes.

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