El liderazgo de la hermana mayor, víveres hallados en el avión siniestrado, frutos recolectados y el conocimiento indígena de la selva fueron decisivos, según rescatistas, para la supervivencia de cuatro niños perdidos durante 40 días en la Amazonía colombiana.
A continuación, las cinco claves para explicar el «milagro» de los hermanos Lesly (13 años), Soleiny (9), Tien Noriel (5) y Cristin (1), quienes sobrevivieron entre las inclemencias de una lluvia casi permanente y otros peligros de la selva.
LIDERAZGO PROTECTOR DE LESLY
El ministerio colombiano de Defensa hizo un reconocimiento especial al papel de la hermana mayor: «tenemos que reconocerle no solo su valor, sino su liderazgo. Fue por ella que los tres hermanitos pudieron sobrevivir».
Según Henry Guerrero, rescatista del equipo de indígenas que participaron en la búsqueda, Lesly cumplió un papel fundamental a la hora de proteger a sus hermanos.
«La mayor fue muy inteligente, me dí cuenta cuando revisamos lo que había llevado» en el maletín desde que abandonaron el avión, explicó. La niña transportó con ella fariña (harina de yuca), toalla, una linterna que se quedó sin pilas, dos celulares «con los que creo que se distraian de noche», una cajita musical, una botellita de gaseosa y ropa.
La tenaz voluntad de supervivencia fue uno de los factores principales mencionados por los rescatistas que hallaron a los cuatro hermanos.
FRUTOS SILVESTRES
Los menores salieron prácticamente ilesos del avión monomotor que se desplomó el 1 de mayo cuando viajaban con su madre, un líder indígena y el piloto. Todos los adultos murieron.
Al principio permanecieron cerca de los restos de la aeronave comiendo un poco de fariña que había a bordo, relató el general Pedro Sánchez, el militar a cargo del operativo de búsqueda.
Luego «se les fueron acabando esos insumos» y decidieron buscar un camino para salir de la selva. En la travesía se alimentaron con «chontaduro y mango silvestre (…) frutos propios allá de la selva», agregó Sánchez quien calificó su supervivencia como «milagro».
ADAPTACIÓN INDÍGENA A LA SELVA
Los hermanos pertenecen al pueblo Huitoto, originario de la Amazonía. «Son niños indígenas y conocen muy bien la selva. Saben qué comer y qué no. Lograron sobrevivir gracias a eso y a su fuerza espiritual», dijo a la AFP Luis Acosta, quien participó en las operaciones de búsqueda representando a la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).
El general Sánchez explicó que la raíz indígena les facilitó la adaptación al medio hostil de la selva.
«Tenemos una conexión particular con la naturaleza», resumió para la AFP Javier Betancourt, otro dirigente de la ONIC. «El mundo necesita esta relación particular con la naturaleza, favorecer a quienes, como los indígenas, viven en la selva y la cuidan».
CARPA IMPROVISADA
Casi 200 soldados y exploradores originarios, apoyados por perros rastreadores, siguieron la pista de los menores por una región donde llueve 16 horas al día. Recorrieron 2.656 kilómetros, un recorrido equivalente a la distancia que hay entre Caracas y Quito.
«Fue una amalgama espectacular de conocimiento indígena y arte militar», elogió el general Sánchez.
Finalmente encontraron a los hermanos a tan solo 5 kilómetros de la aeronave y cuando sus fuerzas comenzaban desvanecerer:
«Ellos lo primero que nos preguntaron (dijeron) es que tenían hambre. Querían comer arroz con leche, querían comer pan, solamente era comer, comer», indicó Guerrero.
Estaban «desnutridos» y «débiles», por lo que llevaban cuatro días en el mismo sitio, donde «tenían un pequeño cambuchito (carpa improvisada), de un toldillo, y tenían una toallita ahí, en el suelo». Tien Noriel «ya estaba muy débil, ya no podía caminar», agregó.
BOTELLITA PARA EL AGUA
Según Henry Guerrero, los niños permanecieron siempre cerca de algún curso de agua.
Una botellita de gaseosa oportunamente cargada por Lesly en el maletín les permitió abastecerse de agua durante la odisea. Los últimos cuatro días, ya totalmente extenuados, permanecieron en el mismo lugar donde fueron encontrados el 9 de junio.
En fotografías difundidas en medios locales se les ve muy delgados y la mayor tiene un golpe en la frente.
Están en «condiciones clínicas aceptables» y recibirán «soporte tradicional y psicológico», indicó a la prensa el general Carlos Rincón, médico el Hospital Militar Central de Bogotá, donde se recuperan los menores.
La directora del estatal Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Astrid Cáceres, dijo este lunes que «están recuperando el sueño», aunque las dos mayores han tenido » picos de fiebre».