El aclamdo artista británico Ed Sheeran manifestó su alegría y alivio, al conocer el fallo de un jurado en un tribunal de Manhattan que determinó que no plagió la canción de Marvin Gaye «Let’s Get It On» al componer su éxito mundial «Thinking Out Loud».

Sheeran se puso de pie y abrazó a su equipo de abogados al escuchar que el jurado determinó que había creado «independientemente» su canción en 2014, lo que a su juicio es una buena noticia para la libertad creativa.

El músico dijo a la prensa que estaba «muy feliz» pero «increíblemente frustrado por que una demanda infundada» como ésta hubiera llegado a juicio.

La demanda civil la interpusieron los herederos de Ed Townsend, coautor del éxito de Gaye, que alegaban que Sheeran había utilizado sin permiso la armónica progresión y elementos rítmicos del clásico de Gaye.

Los herederos buscaban una participación en los beneficios que la canción generó a Sheeran.

«Si el jurado hubiera decidido lo contrario, quizá hubiéramos tenido que decir adiós a la libertad creativa de los compositores», dijo Sheeran a la prensa fuera de la corte.

«Es devastador e insultante que nos acusen de robar las canciones de otros cuando ponemos tanto de nuestra parte para ganarnos la vida», añadió. «Solo soy un tipo con una guitarra al que le encanta escribir música para que la gente disfrute», dijo antes de agregar: «no soy ni me permitiré ser una hucha para que me sacudan».

El jurado tardó cerca de tres horas en decidir si la canción de Sheeran y el clásico de Gaye eran sustancialmente similares y si sus componentes comunes están protegidos por la ley de derechos de autor.

Sheeran, de 32 años, declaró durante varios días, a veces guitarra en mano, tocando para demostrar al jurado que la progresión de acordes 1-3-4-5 que estaba en entredicho es un bloque básico de la música popular que no pertenece a nadie.

El cantante inglés dijo que escribe la mayoría de sus canciones en un día, y aseguró que había escrito «Thinking Out Loud» junto con la también compositora Amy Wadge, con la que suele trabajar.

Un musicólogo convocado por la defensa dijo a la corte que la secuencia de cuatro notas en cuestión se había utilizado en muchas canciones antes del éxito de Gaye de 1973.

«Estos acordes son bloques de construcción comunes», dijo Sheeran el jueves. «Son el ‘abecedario’ de un compositor, nuestro kit de herramientas».

«No le pertenecen a nadie, ni la forma en que se tocan, como tampoco le pertenece a nadie el color azul», dijo.

La demandante Kathryn Townsend Griffin abandonó el tribunal y se limitó a decir al pasar al lado de los periodistas: «Dios es bueno todo el tiempo, todo el tiempo Dios es bueno».

EXPECTACIÓN EN LA INDUSTRIA
La industria musical estaba muy pendiente de este juicio ya que podría haber sentado un precedente para la protección de las creaciones de los compositores y abrir la puerta a cambios legales en otras partes del mundo.

Este fue el segundo juicio en un año para Sheeran. En abril pasado ganó un caso similar en Londres por su canción «Shape Of You».

«Thinking Out Loud» le valió a Sheeran un premio Grammy a la Canción del año en 2016.

En los últimos años ha habido numerosos juicios por derechos de autor de este tipo. En 2016, la familia de Gaye -que no formaba parte de la demanda de Nueva York contra Sheeran- demandó con éxito a los artistas Robin Thicke, Pharrell Williams y T.I. por las similitudes entre la canción «Blurred Lines» y «Got to Give it Up», de Gaye.

El resultado sorprendió a muchos en la industria, incluidos expertos jurídicos, que consideraban que numerosos componentes musicales citados eran fundacionales y existían en gran medida en el dominio público.

Poco después, una decisión de un tribunal de apelación confirmó la victoria de Led Zeppelin en un caso similar centrado en el clásico «Stairway to Heaven», una bendición para los compositores.

POCA FORMACIÓN DE LOS JURADOS
«Espero que el veredicto dé a los compositores y editores cierto alivio», dijo Joseph Fishman, un profesor especializado en propiedad intelectual de la Universidad de Vanderbilt.

«Será un gran cambio para los ánimos de quienes siguieron al veredicto de Blurred Lines en 2015», agregó.

Estos fallos contrapuestos habían dejado a algunos compositores temerosos de la volatilidad de las opiniones de los jurados, que no suelen tener formación musical y deben confiar en testigos expertos para tomar su decisión.

Tras emitir el veredicto, Sophia Neis, una de los integrantes del jurado, dijo a los periodistas que los siete miembros tardaron un rato en encontrar un punto en común.

«Hubo muchas idas y venidas» con los defensores de ambas partes, dijo la joven de 23 años.

«Prevaleció la cordura», dijo a la AFP Joe Bennett, musicólogo forense del prestigioso Berklee College of Music.

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