Una estela de muerte y destrucción con un saldo de más de 2,000 personas fallecidas ha dejado como resultado un potente sismo de magnitud 6.8 que sacudió Marruecos la noche del viernes, sembrando el pánico en la turística Marrakech, cercana al epicentro, según un nuevo balance oficial divulgado el sábado por la noche.

El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) informó que el movimiento telúrico fue de magnitud de 6.8 y se produjo a una profundidad de 18.5 kilómetros, con epicentro 71 kilómetros al suroeste de Marrakech a las 11:11 p.m. locales. El Centro Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas marroquí (CNRST) indicó una magnitud de 7.

El terremoto dejó al menos 2,012 muertos y 2,059 heridos, de los cuales 1,404 en estado muy grave, indicó el ministerio del Interior marroquí en un comunicado que actualizó el anterior balance de 1,305 víctimas mortales.

La mayoría de los fallecidos se concentran en la provincia de Al Hauz (1,293 personas) y, en menor medida, en la de Tarudant (452), ambas situadas al sur de Marrakech.

Las autoridades declararon el sábado por la tarde tres días de luto nacional, después del terremoto más potente registrado en este país del norte de África, según la prensa marroquí.

El pueblo de Tafeghaghte, situado a unos 60 kilómetros al suroeste de Marrakech, quedó prácticamente destruido en su totalidad, según pudo comprobar un equipo de la AFP.

Pocos edificios siguen en pie en esta localidad que se encuentra a apenas 50 kilómetros del epicentro del sismo. El ejército continuaba allí buscando a supervivientes entre los escombros.

En el pueblo de Moulay Brahim, en Al Hauz, los equipos de rescate también trabajaban este sábado en busca de supervivientes entre los escombros.

Cerca de allí, los vecinos cavaban ya fosas en una colina para enterrar a las víctimas, según un equipo de la AFP presente en el lugar.

Por su parte, el ejército marroquí desplegó «importantes medios humanos y logísticos, aéreos y terrestres», como equipos de búsqueda, de rescate y un hospital de campaña en Al Hauz, informó la agencia de noticias estatal MAP.

En Marrakech, los marroquíes inspeccionaban visiblemente aturdidos los daños en sus casas entre montones de escombros, polvo y coches aplastados por las piedras.

La sacudida se sintió hasta la capital Rabat, a cientos de kilómetros, y en ciudades costeras como Casablanca o Esauira, incluso en el país vecino de Argelia, donde las autoridades descartaron daños o víctimas.

La presidencia argelina anunció el sábado por la tarde la apertura de su espacio aéreo, cerrado con Marruecos desde hace dos años, para los aviones con ayuda humanitaria para las víctimas del sismo.

La Cruz Roja Internacional alertó que Marruecos podría necesitar «meses e incluso años» de ayuda para reconstruir las zonas afectadas.